Guías para familias:

Lo Que Veo En Internet: Contenido Digital

1º BACHILLERATO | 1º ESO | 2º BACHILLERATO | 2º ESO | 3º ESO | 4º ESO | 6º PRIMARIA

Esta breve guía está dirigida a las familias, tutores y/o responsables del cuidado, protección y educación de menores.

Pretende agrupar actividades para hacer en familia sobre el uso de Internet y lo digital, que complemente la educación en Ciudadanía Digital que los menores y jóvenes están recibiendo en sus centros educativos.

La familia siempre será la base de la educación y del aprendizaje de menores y jóvenes, y los hábitos saludables en línea no son la excepción. La tecnología se mueve a gran velocidad y adelantarse a los acontecimientos puede ser todo un desafío.

Hemos creado esta guía para que las familias podáis incorporar y practicar buenos hábitos digitales con mayor facilidad en sus vidas.

Cuando haya menores que no dispongan aún de dispositivos digitales, es conveniente que presencien las actividades en familia y vayan escuchando las recomendaciones y conversaciones de los demás miembros de la familia.

Tiene como finalidad servir de inspiración y ejemplo para hacer estas y otras actividades relacionadas que se os ocurran alrededor de esta importante temática.

Concretamente, esta guía ayudará a toda la familia a evaluar, analizar y aprender juntos, cuestiones que se suscitan alrededor de seis áreas fundamentales de la ciudadanía digital:

LO QUE VEO EN INTERNET: CONTENIDO DIGITAL

Internet favorece el acceso a la información, y pone el conocimiento al alcance de la mano. El aprendizaje viene de la mano de las nuevas tecnologías a golpe de click y basta una pantalla y acceso a internet para poder recibir contenidos que antes eran inimaginables; cursos de universidades, visitas virtuales a bibliotecas, museos, conciertos, etc…

Pero al mismo tiempo que ofrece estas ventajas, la familia debe tener en cuenta que ese contenido se ofrece en internet  de manera indiscriminada, sin filtros de edades, desarrollo emocional y psicológico, por lo que es esencial que jóvenes y menores aprendan a acceder al contenido digital de manera acorde con su edad y su desarrollo, y, el papel de la familia y educadores es primordial.

Cuanto antes entiendan y aprendan que no todo el contenido en internet es apropiado para cualquier edad, más fácil será inculcarles un aprendizaje responsable y sano.

Las pantallas no deben obstaculizar la comunicación: Hay que destacar importancia del lenguaje y la empatía.

Aunque inicialmente los juegos digitales se juegan por menores en solitario, una de las ventajas de los mismos es que permiten interactuar con otras personas.

Desde que son pequeñ@s, deben conocer la importancia del lenguaje, lo que se dice y cómo se dice.

Y para ello deben utilizar la empatía, o habilidad social para comprender los sentimientos de los demás.

Y en los juegos digitales, con más motivo, porque las pantallas dificultan desarrollar esa habilidad social, al perderse el “cara a cara”.

Deducir los estados de ánimo de “emoticonos” es más complejo que hacerlo cuando estás con tus amistades presencialmente, porque no escuchas el tono de las palabras, el gesto de su cara y de su cuerpo.

Desinhibición y drama digital

En las comunicaciones digitales, el anonimato y la falta del cara a cara generan un efecto de “desinhibición digital” y déficit de empatía que pueden ocasionar auténticos dramas digitales a nivel personal y de colectivos que con demasiada frecuencia derivan en dramas en la vida real.

Esto puede generar la falsa sensación del “todo vale y nada tiene importancia” detrás de la protección de una pantalla.

Menores y jóvenes deben asumir que al igual que cualquier otro medio de comunicación y cualquier otra forma de relacionarse en internet debe haber unos códigos de conducta y que, si no respetamos nuestras diferencias y discrepancias, pueden llegar a convertir la red en algo tóxico y dañino en lugar de un medio que puede aportarnos grandes ventajas y beneficios.

Podemos empezar por hacer un ejercicio en familia, especialmente con los más jóvenes:

Alguien hace una pregunta y el resto va a contestar por turnos sólo con gestos de la cara y los ojos expresando diferentes sentimientos: feliz, triste, enfadad@, aburrid@, etc.

¿Sólo viéndonos la cara entendemos cómo se siente?

Este ejemplo es similar a los emoticonos de internet, pero ¿vemos alguna diferencia entre los emoticonos y vernos la cara de verdad?

Recibimos el siguiente mensaje por WhatsApp de un amistad.

“Hoy nos vamos al cine” ¿Cómo lo entendemos?
¿Se va al cine con alguien, pero no me invitan?

¿Es una orden, aunque a mí no me apetezca?

¿….?

Vamos a hacer un pequeño cambio en el mensaje:

“¿Hoy nos vamos al cine?” ¿Cómo lo entendemos?

¿Una simple interrogación ha cambiado totalmente el sentido del mensaje?

En los mensajes es muy fácil tener este tipo de errores de interpretación. Todo el mundo los comete, porque leemos según nuestra percepción del momento.

¿Podemos tener este tipo de malentendidos en una conversación cara a cara?

Si una simple interrogación en algo tan sencillo como ir al cine, puede causar malentendidos y enfados, vamos a pensar que puede pasar con cosas más difíciles de expresar en mensajes, por ejemplo, estados de ánimos o sentimientos.

Vamos a sacar conclusiones. ¿En internet tenemos que escribir y leer con más cuidado?

Que es Ciberacoso, Ciberbullying y Discurso de Odio.

El ciberacoso es un comportamiento agresivo o violento, en el que el/la  agresor/a ataca constantemente a la víctima con la intención de intimidar, controlar o provocar daño.

El ciberbullying se refiere a una forma de acoso que sucede dentro del contexto escolar, generalmente entre compañer@s de clase.

El discurso de odio frecuentemente se lleva a cabo en las redes sociales o en Internet, con el propósito de atacar a una persona o un grupo sobre la base de atributos como raza, religión, origen étnico, orientación sexual, discapacidad o género.

Abrimos una conversación en familia. ¿Hemos visto, sufrido o conocido alguna vez actuaciones como las descritas?

Podemos también leer la siguiente historia real y comentarla.

La historia de Ryan, años de acoso y prejuicios

Ryan Halligan, un joven de 13 años que se suicidó.

Fue un adolescente, sensible, generoso y dulce que sufrió todo tipo de bullying durante años.

El principal motivo fue el constante acoso que era supuestamente gay.

La cosa empeoro cuando un amigo suyo puso una confidencia online expandiendo el rumor de su homosexualidad que llego a toda su escuela.

Además de esto, una chica que le gustaba se aprovechó y tonteo con él para luego dejarlo en ridículo provocando con cada experiencia más traumas a Ryan. Haciendo públicos sus mensajes privados llegando a muchas personas hasta que no aguanto más.

Una cosa es sufrir bullying y que te acosen un grupo de personas. Pero es muy diferente a que muchísima gente online te acose, se ría, te humille y todo lo que no te puedes llegar a imaginar.

Su padre nos indica que, si no fuera por Internet, su hijo aun estaría aquí.

¿Qué opinamos?

¿Qué se podría haber hecho para evitarlo?

Vamos a analizar entre todos el siguiente gráfico de la Fundación Anar sobre la realidad del ciberbulling en España.

(pincha en el cartel y amplía para leer)

¿Qué lectura sacamos de estas estadísticas?

¿Estamos toda la familia y todas nuestras amistades libres de este peligro?

Vamos a comentar en familia que se puede hacer en esas situaciones.

¿Cómo actuar ante el ciberacoso y odio en internet desde todos los puntos de vista?

Vamos a hacer una actividad de EMPATIA en familia, poniéndonos cada uno en una situación diferente en un caso de ciberacoso:

  • VÍCTIMA.
  • UNA AMISTAD DE LA VÍCTIMA
  • UNA PERSONA QUE OBSERVA LO QUE PASA
  • FAMILIAR DE LA VICTIMA
  • ACOSADOR/A

Es un juego de roles en el que cada uno elige uno de los papeles y opina sobre lo que siente y cuál sería su actuación en ese caso y porqué actuaria así.

Inventa una situación, actúa según tu papel y concluye opinando en familia cómo te has sentido.

Desescalar el conflicto antes de convertirse en drama.

Hemos visto muchas veces cómo una mala interpretación o una diferencia de opinión puede ir haciéndose grande y acabar en un drama.

Hemos hecho al principio un ejercicio con un simple mensaje sobre ir al cine.

Qué pasa si ese mensaje me sienta mal y contesto con otro que diga algo así como:

“Hoy no. Hoy vamos al futbol!!”

Hagamos un escenario ficticio y veamos que diríamos y haríamos en esa conversación por mensajes y teniendo en cuenta que por internet no es fácil hacerse entender correctamente, nos desinhibimos con rapidez.

Escenifiquemos cómo podría evolucionar ese chat hasta una verdadera pelea.

Ahora vamos a pensar cual es el verdadero problema:

  • ¿Es una simple frase mal escrita?
  • ¿Son actividades incompatibles entre sí?
  • ¿Podemos hacer las dos cosas?
  • ¿Alguna de ellas sólo se puede hacer hoy y otra mañana o la próxima semana?
  • ¿Podemos llegar a un acuerdo bueno para todos?
  • LO MÁS IMPORTANTE: el problema no es ni mi amig@ ni yo. Es solo una diferencia de planes para hoy.

Esta actividad, dependiendo de las edades en las familias se puede realizar con opiniones y posturas más complejas: – religiosas, – políticas, – sociales, etc…

El discurso del odio frente a la libertad de expresión

Es habitual oír frases como “tengo derecho a decir mi opinión”; “nadie puede decirme lo que tengo que decir”, etc.

Esto es cierto hasta que chocamos con los derechos y libertades de l@s demás y está legislado en el Código Penal y sentencias de los tribunales, pero quizás la definición más clara es esta de la Fiscalía:

La Fiscalía puntualiza que no se trata de sancionar «las meras ideas u opiniones, sino las manifestaciones de odio que denotan un desprecio hacia otro ser humano, por el simple hecho de ser diferente» y que sugieran la existencia de un «riesgo real, aunque sea potencial» para su integridad.

Como ejemplo, no es lo mismo decir en un chat o una red social:

“A mí no me gustan los españoles”

O decir esto:

Todos los españoles son unos mafiosos, estafadores y nos quieren invadir, hay que echarlos a su país”

Hoy en día vemos como estos discursos de odio se expanden con rapidez en mensajes por mensajería instantánea.

Las redes sociales y otras páginas web, ya han instalado códigos de conducta y canales de denuncia, pero difícilmente podrán ser eficaces si l@s usuari@s no colaboramos, no denunciamos e intentamos contrarrestar ese tipo de discursos.

RECORDAD:

Cada familia es un mundo

Cada familia tiene su propia manera de expresarse y de relacionarse así que debéis encontrar vuestra propia forma y momentos para compartir.

Puede ser útil planificar en familia unos días y un tiempo límite para estas conversaciones. Hablar de todo en una sola sesión puede ser extenuante y poco práctico.

Reflexiona sobre tus hábitos

Utiliza lo digital pero compleméntalo con la utilización de habilidades sociales para sacar lo mejor de internet. Habla abiertamente con toda la familia de contenidos inapropiados para según qué edades o sensibilidades.

Cuando hables con tu/s hij@s, ten presente cómo reaccionas tú ante este tipo de mensajes. Chistes racistas o xenófobos, bulos sobre otras ideas políticas o religiosas, etc.

¿Hay algo que puedas hacer para ser un ejemplo de los hábitos que esperas ver en tu familia?

Qué ver en el mundo digital y en el mundo real es compatible.

Los contenidos de internet no están reñidos con hábitos de lectura en papel, o de escritura a mano. Ambos tipos se complementan y ayudan al desarrollo cerebral adecuado.